Sin importar lo que ocurra, siempre la frente en alto y la sonrisa bien grande y natural, sin estrés. La vista al frente, hacia la cámara o al público. El gesto tiene que indicar que no hay nada que ocultar, que el estrés y la especulación son de los demás, nunca de uno. La foto que Shakira publicó días atrás en su Facebook es un buen ejemplo de esta actitud. Se la ve mirando a la cámara, sonriente y muy relajada, con una amiga.
Como buena "autofoto", está tomada desde la distancia que el brazo permite, o sea, de los hombros para arriba. Ese detalle no pasó desapercibido para muchos de los que están ansiosos por saber si está o no está embarazada y las especulaciones sobre por qué no se le ve la panza se dispararon. Supuestamente la colombiana tiene casi cuatro meses de embarazo, cosa que ella nunca confirmó. Su actitud ha sido la misma que en años previos, cuando revistas y programas de televisión habían afirmado que se casaba o que estaba embarazada: ignoró los rumores con la mejor sonrisa y la frente en alto, sin estrés.
La técnica no está mal y se opone directamente a la reacción que tienen muchas figuras del espectáculo argentino (por citar un ejemplo cercano), que consiste en salirse de las casillas, responder, amenazar, gritar, salir en televisión o lo que sea. Pero todo depende de qué busca cada uno. Shakira no necesita más promoción de la que tiene; de hecho por su sobreexposición es que se convierte en blanco de invenciones y rumores frecuentes (tal como pasó con la falsa noticia del casamiento de Brad Pitt y Angelina Jolie el sábado pasado). Es cierto que el único motivo para enojarse con medios o periodistas que lanzan noticias falsas no es solamente el buscar promoción, sino que puede haber un verdadero enojo, pero en general se puede decir que los enojos mediáticos son proporcionales al nivel de fama que se tenga. Esto no es una defensa de Shakira ni de su actitud ante los rumores, solo es una constatación de cómo reaccionan unos y otros.
El Pais
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