Como era de esperar, la presencia de los campeones del mundo no ha pasado inadvertida para los paparazzi, que continúan buscando la instantánea de la Eurocopa. En concreto, los reporteros gráficos están a la caza de dos posibles fotografías por las que se llegaría a pagar una suma importante de dinero. Por un lado, la imagen de Gerard Piqué y Shakira, que no han podido frenar los incesantes rumores de embarazo, y por otro, la de Iker Casillas y Sara Carbonero. Pero por ahora, agua.
La presencia de la cantante colombiana se reduce a las gradas del Arena de Gdansk, mientras que la de la presentadora de televisión solo a sus quehaceres con Mediaset. De nada ha valido a lospaparazzi el anclarse en la puerta del hotel, que ha servido de morada a los familiares de los jugadores en estos primeros días de competición. Por allí han pasado las mujeres de Arbeloa, Cazorla, Negredo, Albiol, el padre de Casillas, los de Fernando Torres, los de Juan Mata, los de Javi Martínez, pero ni rastro de Shakira y Carbonero.
Del Bosque quiere dar normalidad a las siempre largas concentraciones que tienen consigo este tipo de torneos. Ya el domingo pasado permitió que los jugadores pasaran la noche con su pareja, circunstancia que se repitió el jueves tras el choque ante Irlanda. Si nada falla, la escena se repetirá el lunes después de que España se mida a Croacia.
La presencia de la cantante colombiana se reduce a las gradas del Arena de Gdansk, mientras que la de la presentadora de televisión solo a sus quehaceres con Mediaset. De nada ha valido a lospaparazzi el anclarse en la puerta del hotel, que ha servido de morada a los familiares de los jugadores en estos primeros días de competición. Por allí han pasado las mujeres de Arbeloa, Cazorla, Negredo, Albiol, el padre de Casillas, los de Fernando Torres, los de Juan Mata, los de Javi Martínez, pero ni rastro de Shakira y Carbonero.
Del Bosque quiere dar normalidad a las siempre largas concentraciones que tienen consigo este tipo de torneos. Ya el domingo pasado permitió que los jugadores pasaran la noche con su pareja, circunstancia que se repitió el jueves tras el choque ante Irlanda. Si nada falla, la escena se repetirá el lunes después de que España se mida a Croacia.
Atrás quedan las concentraciones de más de un mes en las que los jugadores apenas podían ver a sus familiares más allá de una hora y con cautela. El seleccionador ha programado estos ciclos de cuatro días de trabajo y medio de libertad bien entendida.
Vanitatis
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