Nunca me acuerdo de olvidarte...

domingo, 18 de marzo de 2012

Los niños de Shakira,con los pies descalzos

 El viento con polvo se incrusta en los ojos de las niñas mazahuas que juegan básquetbol en el patio de esta pequeña escuela. Se tallan para aclarar su vista y continúan botando el desgastado balón rojo, tan desgastado como lo están sus zapatos de plástico, sus pupitres y sus aulas.


Dentro de esta escuela, ubicada en un minúsculo asentamiento de la extensa zona montañosa del municipio mexiquense de San Felipe del Progreso, estudian 480 niños y niñas de ocho diferentes comunidades mazahuas, todos con carencias, muchos a cargo de sus abuelas o tías, casi todos con problemas de desnutrición.


Los que no desertaron de esta primaria llamada Benito Juárez García y que ahora cursan el sexto año, recuerdan que un día de mayo de 2007 hubo un alboroto por la visita de una cantante rubia llamada Shakira.


Vinieron cámaras, muchos autobuses y carros como los que aparecen en la televisión, llenaron las calles que rodeaban la escuela. Pero al siguiente día ya no había nada, es decir nada como hay ahora, platican Octavio Cruz, de 12 años, y sus amigos, disertando lo que vieron unos y otros aquel día.


Un reducido salón que funge como aula de música y auditorio, lleva el nombre de la cantante nacida en Barranquilla, Colombia.


Un cromo con la imagen juvenil de la creadora de la Fundación Pies Descalzos yace al fondo como si fuera un altar re ligioso o como si fuera el día en que su ídolo descendiera para traerles cuantiosos beneficios. Pero apenas se entra y resulta evidente que las carencias continúan.


El día después


Una decena de guitarras yacen en una esquina como una de las pocas donaciones de aquel día, unas repisas con libros colocados mostrando la portada para ocupar más espacio del debido, imitan una biblioteca.


En un salón contiguo hay tambores y maracas que donó la intérprete. Sólo hay una maestra de música para casi 500 alumnos y los más pequeños se emocionan al tocar estruendosamente los instrumentos.


Carlos Contreras, director de la primaria Benito Juárez, reconoce que la escuela y su problemática se hicieron más visibles luego de la visita de Shakira, pero en definitiva no lo suficiente como para que otras organizaciones civiles o gubernamentales continuaran donando.


Después de la visita de Shakira, el programa ÚNETE regaló a la escuela diez computadoras, cada una da servicio a cuatro estudiantes de forma simultánea. En un principio había internet, luego lo quitaron pues el plazo era de uso reducido.


Luego de jugar, niños y niñas van al baño, pero éstos no son muy higiénicos. No hay agua.


Carlos trata de presumir los beneficios que Shakira trajo. Dice que aportó un recurso para la compra de juegos para la enseñanza de matemáticas, aunque una maestra lo contradice al aseverar que esos vienen de una donación previa de 2006.


La Secretaría de Educación Pública tiene clasificada a esta escuela con un “Alto” grado de marginación.


Sus resultados en la prueba ENLACE son desalentadores, pues se ubica en la posición 48 mil 710 de 90 mil 544 primarias que hay en el país. Esta situación se corresponde con la del municipio, donde 80.6% de la población vive en pobreza, es decir, más 81 mil personas.


El 97% de los habitantes de esta demarcación tienen al menos una carencia social y según la Medición Municipal de la Pobreza del Consejo Nacional de la Política de Desarrollo Social, el rezago educativo afecta a 38 mil 705 habitantes del municipio de San Felipe del Progreso.


El director señala que es difícil echar a andar a esta escuela cuando la mayoría de los alumnos no tienen el apoyo de sus padres. Explica que muchos de ellos están a cargo de tutores como los abuelos o tíos, quienes no les prestan mucha atención.


La primaria Benito Juárez, sus 16 aulas y el poco mobiliario resultan insuficientes dada la demanda que tiene de las ocho comunidades mazahuas de la zona alta de San Felipe del Progreso: La Soledad, El Calvario del Carmen, San Nicolás de Guadalupe, Dios Padre, San Jerónimo de los Dolores, Ampliación San Antonio, La Ciénega y Encinillas.


Todos los estudiantes aquí llegan caminando como Rafa, un niño de cuatro años, quien a veces hace hasta una hora de camino. Otros compañeros no tienen más remedio que tomar un camión, pero algunos faltan cuando no tienen los 14 pesos que cuesta el pasaje de ida y vuelta.


El director, confía en que los instrumentos que donó Shakira a la escuela, y por los que recibió de los niños una decena de huaraches, sirvan para su desarrollo, aunque admite que la ayuda de los gobiernos y de las organizaciones civiles nunca sobrará en una escuela como la que dirige.



Fuente: El Universal

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