Nunca me acuerdo de olvidarte...

viernes, 3 de febrero de 2012

Piqué y Shakira,en primera persona

Tras celebrar su primer aniversario oficialmente juntos, el defensa del barcelona desvela algunos secretos de su excelente relación. entre ellos, la buena acogida que ha tenido la cantante colombiana en su círculo más íntimo...


Foto de familia, la pasada NavidadGerard Piqué tiene una abuela en Sant Guim de Freixenet a la que quiere con locura y que vendía fruta; un abuelo en Barcelona dueño de un negocio de importación que fue vicepresidente del Barcelona; su madre, Montse, es doctora, y su padre, Joan, empresario, escritor y motero. Además tiene un hermano del que nadie habla mal y ocho primos, pero su favorita es Montse: 20 años, síndrome de Down, fan de Pedrito. Gerard y ella se adoran. Piqué, por decirlo en palabras de Vicente del Bosque, su entrenador en la selección, es "un torrente de juventud, un chaval que contagia felicidad".
Presume de no perder nunca a la Play, especialmente si juega contra Fábregas, compañero en el Barcelona y en la selección, casi un hermano. Su confianza en sí mismo es tal que a veces roza la osadía: en Zúrich, antes de la gala del Balón de Oro, retó al campeón del mundo de FIFA-Pro. Perdió, claro, como suele perder cada vez que juega a frontón formando pareja con Sissoko o a pádel con su padre enfrente: "Él se cree que ganaría a Nadal, pero con la raqueta es pésimo", desmitifican en la familia.

Gerard, un tipo vacilón, fiel, engaña porque al conocerle resulta mucho más tierno, inocente, cariñoso y maduro de lo que pueda disimular esa seguridad en sí mismo que Dios le ha dado -"bueno, la heredé de mi padre", matiza él- y que suele confundir a los que no le conocen. Es ordenado, salvo con el maletero del coche; le gustan los platos de cuchara y puede ser bastante despistado: en Manchester le robaron la parabólica del tejado de su casa y fue a comprar una televisión sospechando que se había estropeado. Le gustan los Smiths y, según su novia, "tiene una familia maravillosa".

Un padre escritor
En Sant Guim de Freixenet, un pueblo de mil habitantes en la Segarra, Joan Piqué siempre fue el pequeño de Ca la Lina, donde la frutería. Para la comunidad médica de Cataluña, era el marido de la eminente doctora Bernabéu, y para cierto sector de la sociedad civil catalana, el yerno de Amador Bernabéu, vicepresidente del Barcelona en época de Núñez. No hace mucho se convirtió en el padre de Gerard Piqué, y hoy, al fin, celebra ser un escritor de éxito que prepara la segunda parte de su primera novela, Dues vides (Dos vidas). "No nos dijo nada. Un día apareció con el manuscrito y alucinamos".
Joan, que jugó al fútbol como delantero centro en el equipo del pueblo, un día descubrió que en la grada tenía tres chicas a las que dedicar un gol. Aquel partido no tocó la pelota, pero descubrió que la única a la que quería llevar en su Derbi Cross era a aquella princesita de Barcelona que le sacaba tres palmos. "Siempre fui un tirao p'alante, así que insistí un verano y otro verano... Al final me hizo caso". Maldita la gracia que le hizo a su suegro. "Supongo que él esperaba a un abogado y se encontró con un tío de pueblo", explica entre risas.

La doctora y Madre
"Me gusta. Es una sensación relajada... los paisajes, los olores", explica la doctora Montserrat Bernabéu Guitart, como en una disculpa, al dar razón de por qué obligó a su marido a poner un asiento para llevarla de paquete cuando se compró la Harley. "¡Hombre, me lo iba a perder yo!", dice.
"Soy igual de guapo que ella, es evidente", presume el mayor de sus dos hijos al justificar, para qué modestias, su innegable atractivo. Si la doctora Bernabéu fuera un dibujo animado, sería la Dama de Los aristogatos: alta, rubia, ojos azules, su elegancia no pasa desapercibida en los pasillos del Instituto Guttmann, hospital de referencia en el área de la neurorrehabilitación, donde trabaja. En la cercanía del despacho presidido por fotos con la familia, habla pausado y sonríe mucho. No puede negar que le sobran razones para celebrar feliz los 25 años de la criatura.

La Novia Cantante y abuela Lina

Shakira no lo niega: "El Mundial de 2010 me cambió la vida". Normal: durante la grabación en Barcelona del vídeo promocional de la canción Waka waka, himno del Mundial que se jugó en Sudáfrica y ganó España, conoció al hombre con el que busca casa en Barcelona. Oficialmente, son novios desde hace un año, cuando Piqué subió una foto a Twitter de su fiesta de cumpleaños compartida con la vocalista. La segunda vez que se vieron fue en un estadio de Johannesburgo, el día antes de la final del Mundial. Piqué estiraba músculos y Shaki -como la llama Gerard- calentaba caderas para interpretar elWaka waka de la gala previa a la final. Dicen que entre ambos ya saltaban chispas. Ese mismo verano se dio por hecho un encuentro en Ibiza, que ambos han negado siempre. Seis meses después se dejaron cazar por los fotógrafos, aceptando así su relación. "Lo pasé muy mal aquellos días", reconoce la doctora Bernabéu. "No tenía ningún tipo de intimidad y le perseguían fotógrafos a todas partes. Afortunadamente ahora está todo más tranquilo". El pasado jueves, día de su cumpleaños, sin ir mas lejos, Gerard, al final del entrenamiento, se las ingenió para despistar a ocho paparazzi. 
"Hombre, yo hubiera preferido algo más tranquilo, no sé, una chica del pueblo. Pero mira, esto va como va", confiesa el suegro, que dispara flores cuando se le pide razón de su yerna. "Es cojonuda, encantadora. Dulce, cariñosa. De golpe asusta, por lo que es a nivel mundial, pero cuando la conoces... Se ha adaptado perfectamente a Barcelona y a la familia, y estamos encantados de que sea su novia". Los padres de Shakira llevan un par de semanas en Barcelona, ciudad a la que viajaron hace un año para aquella fiesta de cumpleaños. "Son gente muy culta", reconocen los Piqué, que han disfrutado de la presencia de Shakira durante las Navidades.
A Gerard y a su novia no es difícil verles por Barcelona, comiendo en algún italiano de la parte alta de la ciudad, en algún japonés del Barrio Gótico o tomando un cóctel de frutas -ninguno bebe- en algún local del Born. "En la medida de lo posible, tratan de hacer la vida normal de una pareja, aunque en su caso, a veces, no resulte tan fácil". "Estoy feliz en Barcelona" explica Shakira de la mano de Gerard, que se ríe al recordar la tarde en la que se llevó a su novia a Sant Guim para presentarle a la abuela Lina.
Evidentemente, la anciana ignoraba absolutamente que aquella chica con la que llegó su nieto a la vieja frutería era la segunda mujer más conocida del planeta. "Ella bastante tenía con hablar en castellano. ¡Y Shakira flipaba, no la entendía nada!", cuenta Gerard. Por supuesto, como siempre que sus nietos la visitan, la abuela Lina les ofreció pa de pessic -un típico bizcocho catalán- de Cal Mensa, una pastelería célebre en la comarca. Shakira parecía feliz en aquel minúsculo pueblo. Está estudiando catalán, así que no sería de extrañar que la próxima vez que asome por la Segarra los problemas de comunicación con la yaya Lina estén superados
"Es una crack. Y si no te lo crees, mírate el discurso que dio en Oxford", suele recomendar Gerard a quien quiere saber quién es su novia, que desde los insultos que le dedicó la afición del Madrid en la final de Copa en Valencia ya no va a según qué partidos. "Le cuesta entender ese odio en el deporte", explica el jugador. Pero cuando el Barça juega en casa, no se pierde un partido y tiene asiento fijo en el palco de los Piqué. Dicen que vivir un partido a su lado, en el palco de esta familia tan normal, es agotador.

Fuente: El Pais

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