Los seguidores de los artistas son capaces de todo. Me escribió uno diciendo: “Estudio inglés únicamente para poder entender las canciones de Lady Gaga”. En el caso de Shakira por el correo se manifiestan.
Afortunadamente para mí el 90% de lo que he recibido son elogios por estas crónicas. Pero no faltan los inconformes. Hay varios anti-Shakira que la califican de santera. Me pregunto si eso es un delito... En caso de que fuera cierto, ¿entonces Celia Cruz, Miguelito Valdez Babalú y media Cuba son infernales?
Igualmente encuentro relatos de seguidores que han escrito que son fieles a Shakira a pesar de que los deja esperando hasta la madrugada en los pasillos de su apartamento y los esquiva. Eso les importa poco. Es bueno que se sepa que los 4 muchachos que perecieron en el concierto del Romelio, según la investigación que hice, por coincidencia se fueron sin permiso al estadio.
Sus padres presentían que algo pudiera ocurrir por exceso de público. A los muchachos les importó un pepino la advertencia: cantaba su ídolo. Quiero finalizar que saliendo de almorzar con Shakira y viendo la multitud en las afueras del estadio –el día del concierto fanático– las boletas VIP que me habían dado las regalé a los hijos de Arturo Donado, conocido locutor: Recuerdo haberle dicho a Lou:
“Hay demasiados fanáticos. Algo va a ocurrir. Lo presiento”.
Y ocurrió…
Mañana: “El muchacho que sueña con Shakira hace 4 años”. Después: La servilleta de los 15 años…
Por Édgar García Ochoa
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