En el curso de los años, Shakira le ha demostrado al mundo cuánto quiere a la ciudad que le vio nacer. La inmortalizó en uno de sus éxitos musicales con el estribillo:
“En Barranquilla se baila así”.
Por eso, fue motivo de debate en algunos medios los comportamientos de Shakira con Barranquilla en sus últimas visitas. Hubo varias señales:
Llega en sigilo y niega su padre jurando en vano que ella está en la ciudad, lo que fue falso. Su oficina de la ‘Fundación pies Descalzos’ la dirigen personas nacidas en otras regiones, y su jefe de prensa tampoco es costeño. En el grupo musical que le acompaña por todo el mundo no hay un barranquillero.
Sus fanáticos duran horas esperándola en el aeropuerto y más tarde se quedan frente a su apartamento y ella no los saluda, ni los mira, y se devuelve a otros destinos, tal como llegó, en misterio. ¿Qué ocurre?, ¿está resentida?, ¿qué le disgustó?
Por el momento son rumores los que se escuchan, porque ella no suelta prenda. Total silencio. Eso aumenta más las sospechas de que algo no está bien en las relaciones con su ciudad.
Cuando estuvo en Bogotá recientemente, fue a verla el alcalde Char para solicitarle que viniera a la inauguración del Mundial Sub-20, y al burgomaestre más popular del país, su admirador incondicional, lo dejó esperando tres horas para recibirlo.
De todas maneras, Barranquilla quiere a Shakira y le agradece todo lo que ha hecho por su ciudad en promoción y por el país. Y eso espera que rompa su reserva y nos diga:
¿Por qué ya no nos quiere?
¿Por qué ya no nos quiere?
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