Nunca me acuerdo de olvidarte...

miércoles, 25 de mayo de 2011

Artistas latinos, víctimas de la cultura Mainstream


Según el libro "Cultura Mainstream: Cómo nacen los fenómenos de masa", del sociólogo y periodista francés, Frédéric Martel, Shakira, Gloria Estefan y Ricky Martín no son artistas latinos sino ídolos "americanizados".

Mainstream es la cultura popular, la que se extiende a sus anchas, influenciando los valores culturales de hasta el más recóndito rincón del mundo. Esta cultura, como bien dice el sociólogo y periodista Fédéric Martel en su libro “Cultura Mainstream: Cómo nacen los fenómenos de masa”, es la que “le gusta a todo el mundo”. Por supuesto, Estados Unidos es la que marca la pauta en este mercado globalizado en el que la poderosa industria del entretenimiento mueve cada una de sus fichas con un interés económico.

El “soft-power” –poder que no necesita de la fuerza armada- es una eficaz herramienta de penetración ideológica a través de organismos culturales: el cine, la literatura, la televisión, la moda, la música, son usadas por la mainstream para conformar moldes de comportamiento y estilos de vida. Según Martel, los seres humanos tienen dos culturas: la propia -nacional y local- y la cultura americana: “Tanto en Damasco como Pekín, tanto en Hué como en Tokio, e incluso en Riad y en Caracas, me sorprendió la fascinación de todos mis interlocutores por el modelo estadounidense del entretenimiento. Aunque las palabras estén en hindi o en mandarín, la sintaxis es americana". Si bien hablamos y pensamos en nuestra lengua madre, nos hemos apropiado de valores e intereses ajenos. 

Es el caso de famosos cantantes latinos como
Shakira, Gloria Estefan o Ricky Martín, quienes tras su paso por Miami se convirtieron en ídolos “americanizados”. Desde sus primeros tres discos, “Peligro” (1993), “Pies Descalzos” (1995) y “¿Donde están los ladrones?” (1998), la cantante colombiana no sólo ha cambiado su aspecto físico sino que su estilo musical se ha transformando radicalmente. “Servicio de Lavandería”, o en inglés Laundry Service, fue un disco bilingüe que pretendió ponerla a competir al lado de artistas como Beyoncé y Christina Aguilera. 

La propuesta spanglish, que fusionó pop y rock con elementos de la música latina y árabe, recibió fuertes críticas a pesar de sus millonarias ventas. Carlos vives en una entrevista realizada hace unos años para El Espectador, le sugirió a Shakira que no olvidara sus raíces latinas, al decirle que "ahondara en el río Magdalena y no tanto en el Mississippi". El cantante samario hablaba del Mississippi y del Magdalena como de dos grandes cuencas alrededor de las que se habían forjado dos músicas distintas que, sin embargo, provenían de una misma raíz: África. En el primero había surgido el blues y en el segundo, la cumbia. Él, aclaraba, había elegido al Magdalena y su música, a la que bautizó “el rock de mi pueblo”. 

Shakira, en cambio, con sus últimos discos responde a las exigencias del sector del entretenimiento estadounidense, cuyo poderío crea nuevos valores, al influir en los contenidos artísticos. Martel diría que nuestra “americanizada” y rubia Shakira hace parte de una batalla que se libra a través de los medios para controlar la información, “por conquistar nuevos mercados a través del cine, la música y el libro”. Sin embargo, ni siquiera Vives se salva de hacer parte de un proceso real: la globalización de la cultura, unida a una revolución digital, es un fenómeno inherente a estos tiempos, en los que lo particular se vuelve moda de todos, y la moda de todos termina siendo esencia de nada.

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