Nunca me acuerdo de olvidarte...

lunes, 30 de mayo de 2011

Shakira por los cuatro costados

La cantante colombiana llena la mitad del aforo de la Marina y ofrece un concierto intenso y ecléctico - La cantante, acompañada de ocho músicos y dos bailarinas, repasó muchos de sus grandes éxitos y demostró ser una artista completa




R.S. VALENCIA ­Con esto de las tecnologías a veces no se sabe muy bien que lleva a la gente a acudir a un concierto, porque pasarse, como muchos lo hicieron en el de anoche de Shakira, con el móvil todo el rato en alto, debe ser agotador. Quizás valiía la pena tomar tantas imágenes o grabar tantos vídeos ya que no siempre se tiene la oportunidad de tener a una artista como Shakira en Valencia.

Dos horas antes de que la colombiana apareciera en el escenario, la lluvia hacía presagiar una noche incómoda. Pero, por suerte, amainó. Y los padres con sus hijos, hijas con sus madres, amigas con sus padres y, sobre todo, grupos de adolescentes, lo puedieron disfrutar, porque Shakira acompañada de una banda de ocho músicos, no vino a dar un «bolo» sino a ofrecer todo un espectáculo. Lo sudó y se lo ganó. 
Apenas pasados quince minutos, Shakira salía al escenario con un cuerpo dorado y un pantalón negro ajustado. Arrancó con Why wait y comenzó a mover las caderas, a moverse de forma sinuosa. Ya no paró. Con una banda a veces rozando el rock duro, otras fusionando la música étnica con el rock o dejándose llevar por la electrónica. Tardó poco en sonar Te dejo Madrid, mientras las tres pantallas gigantes que envolvían el escenario seguían como podían los movimientos de esta colombiana, que no para. «Pásenlo bien, porque estoy para éso. Esta noche, Valencia, soy todo tuya», gritó, y eso al público le hizo enloquecer.

Un espectáculo ecléctico

Shakira tiene un un espectáculo ecléctico, muy bien iluminado, que alterna entre baladas piezas más sensuales, con momentos de mucha energía. «Que salga Piqué», «A mí también me gusta Piqué», le gritaban desde las primeras filas de un auditorio que solo se lenó a la mitad. «¿Quién quiere bailar conmigo?», preguntó la de Barranquilla a la audiencia. Así que eligió a cuatro chicas, las subió junto a ella y las puso a mover las cadera.

Luego cantó una versión acústica de Inevitable. Y se llevó al grupo al final de la pasarela, que la metía entre los espectadortes, parea hacer una versión folk de un tema de Metallica. E incluso atreverse con pasos fde lamenco.
Cantó Gitana y presentó a los miebros de su grupo. Una banda multirracial, multidisciplinar y muy eléctrica. 
Cambiada de nuevo de ropa, llegó el tramo más agradecido con Tortura; Ciega; sordomuda o Sale el sol. Y ahí llregó la guinda, cuando se arrancó el top: Las de la intunición, Loca, Loba... fueron otros de los éxitos más conocidos que interpretóa.

A la hora del cierre de esta edición, Shakira afrontaba el final de su concierto, a la espera de que sonara, sin duda alguna, una de sus piezas más celebradas por el público: el conocido Waka-waka
Shakira es verdad que es pura dinamita y que los veinte años que lleva sobre los ecenarios ha sabido sacarles partido. 
Y eso el público, ante una artista que se entrega, siempre lo agradece. Y con el Waka-waka coreado por ellos, diez mil espectadores, puso patas arriba una Marina que demuestra servir como espacio para albergar espectáculos de gran formato y al que solo le falta una mejor iluminación.

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